No lo aguanto, Josh ya está en casa, él está bien pero yo no. Héctor sigue en coma, lleva así una semana y no ha mejorado nada.
"Héctor, ¿por qué? ¿Por qué has tenido que ser un capullo? ¿Por qué no despiertas y das la cara ahora? Se valiente". Estos pensamientos han pasado por mi cabeza desde que me enteré de lo que había pasado con Héctor, que estaba en coma, y ni un solo segundo se han apartado de mi mente.
-Hola mipri-mi padre aparece por la puerta-¿cómo estás?-pregunta mientras me abraza.
-Bien-sonrío intentando parecer convincente.
Clavo mis uñas en su espalda, lo que provoca que una dura guerra se abra paso en mi habitación. Entre risas, puñetazos y patadas comienzo algo que me resulta familiar, una distracción que solo mi padre puede darme.
Gancho de derecha, abajo, rodillazo en la entrepierna y codazo en el estómago. Mi padre me ha enseñado bien. Sonrío y respiro con la cabeza gacha, es entonces cuando papá aprovecha y me coge por el cuello, en medio segundo estoy en el suelo.
-No te relajes-apunta sonriendo.
Respondo con algo parecido a un gruñido, le proporciono un puñetazo en el pecho y consigo zafarme, así, de sus brazos.
Viene hacia mi.
-Ya, ya, papá, venga que me has hecho daño-suelto una carcajada inevitable-déjame.
-¿Ahora? Serás cobarde...-se sujeta la tripa con el brazo y tose forzadamente.
-Sí, sí, tose y mira quien ha ganado-pongo el brazo en ángulo recto y saco músculo.
-¿Vas a salir hoy?-pregunta cambiando radicalmente de tema.
-No lo se, ahora llamaré a Patri.
Mentira, sí lo se, la voy a llamar, pero antes iré a ver a Héctor, no se por qué quiero hacerlo, pero tengo que saber si está bien, si ha mejorado algo.
-Vale, voy a mirar qué hago de cena.
-¿Por qué no pides marisco y le preparas una cena romántica a mamá?
-Lo pensaré-sonríe y sale de mi habitación.
Cojo el teléfono y marco el número de mi mejor amiga.
"Pi, pi, pi"
-¿Sí?
-Hola Putricia.
-Hola Anoukcia.
-¿Vas a salir hoy?
-Sí, he llamado a estos, vamos a ir a casa de Sanse a jugar al singstar.
-Vale, oye..., voy a ir primero al hospital a ver a...
-¿Héctor?-pregunta casi con una exclamación.
-Sí, exacto.
-No vayas.
-Voy a ir, Patri, da igual lo que digas, ¿a qué hora voy a casa de Sanse?
-No me parece bien pero bueno... Hemos quedado a las siete, dile a Josh que se venga.
-Vale, luego voy, adiós-digo canturreando la última palabra y cuelgo.
Ahora toca llamar a Josh... A ver qué me invento para no quedar con él antes de las siete. Marco su número.
"Pi, pi, pi".
-Buenos días princesa.
-Hola Josh-sonrío contra el teléfono-te han invitado a una fiesta.
-¿Sí? ¿Qué fiesta?
-Bueno, fiesta, fiesta... Es en casa de Sanse, vamos a jugar al singstar.
-¿Singstar, eh?
-Claro y vas a venir.
-Vale, acepto-ríe fuerte-pero antes de ir salimos tú y yo, ¿paso a buscarte a las cinco?
-Josh, no puedo, no me dejan salir tan pronto, tengo que estudiar-creo que he sido convincente.
-Humm... Pues voy a tu casa y te ayudo.
-Mejor que no, Josh-una carcajada sale por mi boca-sino no estudiaría...
-Bueno...-le he convencido, seguro-pues paso a por ti a las siete menos cuarto, ¿vale?
-Perfecto.
Cuelgo y voy a mi habitación a vestirme. Me pongo lo primero que encuentro: unos vaqueros desgastados y una camiseta de tirantes blanca.
-Adiós mamá, me voy-la doy un beso y abro la puerta.
-¿Dónde vas?-pregunta de manera autoritaria.
-He quedado con estos, mamá vamos a casa de Sanse a jugar al singstar.
-¿A estas horas? ¿Tan pronto?
-Sí mami-vuelvo a darla un beso-me voy que llego tarde-me pongo la mochila con el móvil y una carta dentro.
Cojo la bicicleta y pedaleo lo más rápido que puedo hacia el hospital. De camino noto la vibración del móvil en mi espalda, pero no me detengo, se lo que tengo que hacer.
Acabo de llegar al hospital. Paso decidida, sin preguntar, es raro que no me hayan parado. Camino hacia la habitación de Héctor, "303, 304, 305...".
Respiro hondo y agarro con fuerza el picaporte. "Venga, vamos, adelante". Giro la muñeca despacio y abro la puerta. Le veo, ahí está. No parece él, me acerco y me siento en la butaca que tiene al lado de la cama. Le miro durante unos segundos, odio y tristeza es lo que siento. Aparto la vista de él y cojo el móvil de la mochila, tengo cuatro llamadas perdidas de Josh, lo apago y vuelvo a guardarlo en la mochila.
La mirada se desvía de nuevo hacia el rostro dormido de Héctor, añoranza y pena son dos nuevos sentimientos que me invaden cuando le miro esta vez. Me acerco a él, le cojo la mano con fuerza y se la beso.
"Pi, pi, pi, pi", el ritmo del sonido de la máquina a la que está conectado se dispara. Me asusto y pulso el botón de "la pera" para llamar a las enfermeras.
Héctor empieza a convulsionar y el primer impulso que tengo es el que me dice que le abrace fuerte para que se relaje, lo hago. A los pocos segundos llegan dos enfermeras.
-Aparta chica-dice la primera enfermera, rubia y alta.
La obedezco y me aparto, veo como le inyectan un suero transparente que hace que se tranquilice y abra los ojos. "Un momento", me digo, "¡ha abierto los ojos!".
Me acerco a él, pongo mi mano sobre su mejilla y le miro.
-¡Héctor!
-Perdona... No puedes estar aquí.
-Pero, por favor, es mi mejor amigo.
-¿Podrías ir a llamar a un familiar? Por favor.
-Sí, sí, ahora mismo.
Cojo la mochila y busco el móvil, marco rápido el número de Judith, me le se de memoria.
-¿Sí?
-Judith, soy Anouk, Héctor ha..., ha despertado Judith.
-¿Qué? Voy para allá, estaba fumando, ahora mismo subo Anouk, gracias-cuelga.
No puedo evitar sonreír, estoy feliz y en realidad no se por qué... Le miro, las enfermeras han desaparecido por arte de magia. Él observa todo lo que le rodea, no sabe donde está. Salgo de la habitación para buscar a Judith, creo que debe ser la primera a la que vea.
Distingo una figura corriendo hacia la habitación, es ella.
-¡Anouk!-grita desde el final del pasillo.
-Judith, corre-suelto una carcajada-ha despertado, venga.
Llega y me abraza, ese abrazo dura unos segundos, después va a ver a su hijo, le abraza y le besa sin parar.
-¿Cómo?-pregunta mirándome.
-No lo se, le cogí la mano, se la besé y...
-Gracias-sonríe-ven, Anouk, mira cariño quién ha venido-mira a Héctor y vuelve a abrazarle.
-Mamá...-dice él, mirándome.
-¿Qué pasa cariño?-pregunta Judith.
-¿Qui..., quién es?