-Anouk, ¿donde estás? Hemos estado hablando con la madre de Héctor.
-¿Qué? ¿Qué ha dicho?
-Que lo siente y... Que Héctor está ahora en un campamento militar, creí que querrías saberlo-dice mi padre.
-Ah... Pues, no se que decir... Me alegro, la verdad.
-Tu madre y yo vamos a ir allí mañana a hablar con él.
-¿Por qué?
-Nos lo ha pedido su madre.
-Pero...
-Anouk, entiendo que tú no quieras ir, mañana de camino a Madrid nos pasamos, si quieres tú te quedas en el coche.
-Pero papá...
-Hija, es lo correcto, no se si lo entiendes, su madre no sabe que más hacer.
-Como quieras.
Cuelgo.
-Lo he oído...-Dice Josh-Y quiero ir con vosotros, habla con tu padre o lo que sea, por favor.
-Josh, si quieres venir el primer día para despedirnos, vale, pero no voy a dejar que veas a Héctor.
-¿Para despedirnos?
-Josh... ¿Tú crees que vamos a poder seguir sin... vernos?
-Lo podemos intentar, desde luego si crees que no vamos a poder nunca lo haremos.
-Nunca funcionan las relaciones a distancia...
Me besa.
-Seamos la excepción que confirme la regla.
Le miro, no me había dado cuenta de que seguimos desnudos, el rubor se abre paso hacia mis mejillas, Josh me mira y sonríe.
-¿Qué pasa?-pregunto.
-Te da vergüenza-suelta una carcajada.
-¿Y qué?-le miro con cara de enfadada.
-Me encantas-dice-conservas esa inocencia que me vuelve loco.
-Idiota...
Le doy un beso, él lo devuelve sin pensar.
-¿Por qué tiene que ser todo tan difícil?-pregunto al aire.
-Porque sino sería muy aburrido-contesta Josh-vamos, tenemos que irnos, se hace tarde y mañana hay que madrugar.
No digo nada, prefiero no estropear el momento, simplemente me visto.
Subimos a la moto en silencio y nos ponemos en marcha.
Ya hemos llegado a mi casa, me bajo y le hago una señal a Josh para que haga lo mismo.
-¿Qué pasa?-pregunta.
-Nada, solo quiero que conozcas a mis padres.
-Pero... Yo ya los conozco.
-Digo oficialmente, tonto.
-¿Ahora?
-Vamos... No seas miedica.
-Vale... Pero por ti, tu padre da mucho miedo.
-Cuando le conoces ves que es la mejor persona que puedes encontrarte.
-No. Esa eres tú.
-Venga, anda, no retrases lo inevitable-sonrío.
Llamo a la puerta y abre mi madre.
-Hola mamá-la doy un beso.
-Hola hija.
-Este es Josh, quería presentarse formalmente.
-Hola, Josh, encantada. Muchas gracias por todo lo que has hecho por ella, ya te lo he dicho antes pero... Gracias.
-Encantado y no es nada, no querría que la pasara nada malo.
-Gracias de todos modos, bueno, ¿pasamos? ¿Quieres quedarte a cenar, Josh?
-Claro, me encantaría.
Pasamos, mi padre está en la cocina haciendo la cena.
-Buenas papá, qué bien huele.
-Hola hija-se gira y mira fijamente a Josh.
-Josh-dice seco.
-Hola Enrique, huele realmente bien, ¿qué es?
-Risotto de setas, ¿te gusta?
-Pues... No lo he probado nunca, la verdad.
-Bueno, pues siéntate en la mesa, vamos a cenar.
Las conversaciones en la cena son muy fluidas, sin malentendidos ni nada por el estilo, incluso parece que mi padre y Josh se llevan bien, están hablando de fútbol ahora, me encanta verlos así, es una lástima que a partir de ahora vaya a hacerlo tan poco...
Después de cenar Josh tiene que irse, al final viene con nosotros mañana.
Ya estamos montados en el coche, vamos camino al campamento militar, he decidido hablar con Héctor, tiene que saber el daño que me ha hecho, no puede alejar la culpa de su mente, estoy echa de porquería por dentro, rota, no hago más que intentar pegar los pedacitos que quedan en mi cerebro y en mi corazón.
Nadie habla durante el viaje que dura dos horas.
Acabamos de llegar. Bajamos del coche, por un impulso agarro de la mano a Josh, estoy temblando cada vez más a medida que avanzo hacia la entrada.
-¡Anouk!
-¿Qué?-pregunto a mi padre.
-Te he preguntado que si quieres entrar.
-Sí.
-¿Estás segura?
-Sí, pero quiero entrar sola.
-¿Qué?-pregunta Josh asombrado.
-Que quiero entrar sola, necesito ir yo sola.
-No.
-Josh, me da igual lo que digas, voy a entrar yo sola.
-Anouk, no deberías entrar sola, hija-dice mi madre.
-He dicho que voy a entrar sola y punto.
-Está bien, pero si no te encuentras bien en algún momento dilo, díselo a alguien que esté en el cuarto.
-Vale, mamá.
-Anouk, déjame ir contigo, por favor, yo también tengo cosas que decir.
-Bueno, pues luego se las dices tú.
No me contesta, a nadie le gusta la idea pero me da igual, voy a ir sola.
Entro en la sala, hay un hombre en la puerta, Héctor me espera en una silla detrás de una mesa.
-Hola, Héctor.
-Volvemos a vernos preciosa-dice esbozando una sonrisa-¿qué tal?
-Héctor, deja esto, deja la pose que te has creado en estos días.
El gesto de su cara cambia.
-¿Por qué lo has hecho?
-...
-¡Dímelo!
-Porque te lo merecías.
-¿En serio?
-Claro, no me querías, yo estuve ahí todo el tiempo, tú estabas sola, no tenías amigos, solo a mi y me lo pagas así, me haces verte con Josh todos los días.
-Eso no te da derecho a destrozarme, ¿qué hubieras hecho si no llega la policía a tu casa?
-Fácil, lo mismo que te haría si no estuviera ese ahí-señala con la cabeza al hombre de la puerta.
-Estás loco, Héctor.
-Que sepas que este campamento solo dura los tres meses del verano, después tendré todo el tiempo del mundo para buscarte.
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