Tú:
Estás en tu casa, estás sola porque tus padres siguen de viaje, el fin de semana se alargó...
Estás pensando en hacerle una sorpresa a Josh, él siempre ha dicho que le encantan las sorpresas, pero tú no tienes mucha imaginación y no has podido hacerle muchas cosas especiales. No eres muy romántica.
"¿Cómo podría sorprenderle?", piensas.
Ya lo tienes... Le vas a preparar una cena y luego os bañaréis en la piscina.
"Bien", te dices, "la cena consistirá en tres platos más el postre: el primero será una vichyssoise, le encanta; el segundo será arroz tres delicias; y el tercero... alitas de pollo a la barbacoa", no eres muy buena cocinera, pero eso te sale riquísimo.
Y luego... Lo tienes, decides que por nada del mundo se te puede escapar, es una sorpresa.
Son las cuatro de la tarde así que Josh no habrá salido todavía.
Coges el teléfono rápido para llamarle.
-Hola mi princesa-dice con una voz dulce.
-Buenos días.
Se te escapa una risita nerviosa.
-¿Qué pasa? ¿Quieres que vaya?
-Eso era de lo que quería hablarte, hoy no voy a quedar con mis amigos y si no tienes planes...
Te corta.
-¿A qué hora voy?-dice ilusionado.
-¿Qué te parece a las diez...?
-Un poco tarde, ¿no?
-Esa es la idea-una risa pícara sale de tus labios.
-Ahá... ¿Y si no quiero? Bah... Menuda tontería, a las diez estaré como un clavo.
-Y te quedarás a dormir, ¿no?
-Eso no me lo preguntes... Sabes que siempre quiero dormir contigo-dice.
-Genial-ríes-no te olvides de que a las diez has quedado con tu chica, eh...
-¿Cómo iba a olvidarlo?
-Vale, te espero cariño.
-Te quiero.
Cuelgas.
Tienes que empezar ya... Vas a la floristería a por pétalos frescos de rosa roja. "Eso es muy romántico", piensas.
A parte de los pétalos,que son muchísimos, llevas cuatro bolsas llenas, te llevas algunas rosas azules y amarillas.
Vas al supermercado a comprar todo lo que necesitas para hacer la cena.
No habías pensado en el postre... "¿Qué hago de postre?, te preguntas.
En el supermercado ves un preparado de mousse de chocolate. "Perfecto".
Ya tienes todo.
Cuando llegas a casa son las siete de la tarde, es increíble que haya pasado tanto tiempo. Te empiezas a poner de los nervios.
Empiezas primero por el postre, ya que se sirve frío. Eso te lleva media hora de preparación.
Sigues con la vichyssoise, que también se sirve fría, este plato te quita otra media hora.
Comienzas con el arroz, a la vez que haces las alitas. Estos platos te arrebatan una hora.
"Solo tengo una hora para recoger, ducharme, vestirme y preparar la piscina".
"No me da tiempo", es lo primero en lo que piensas.
Pones la mesa y recoges todo lo que habías manchado.
Haces la cama del cuarto de los invitados, ya que es de matrimonio y piensas dormir con él. Pones sábanas nuevas: son rosas y negras, "muy sexy", piensas. Te preparas un camisón corto con los mismos colores que las sábanas, debes cuidar cada detalle. Rocías la habitación con tu colonia y pones las velas, sin encender, alrededor de la habitación. "Estupendo".
Te diriges a la piscina, echas las cuatro bolsas de pétalos en el agua, se ve precioso. Falta media hora para que venga Josh. Te duchas en diez minutos, la mejor marca de la historia, piensas.
Te pones un biquini rojo, con flores de colores, que sabes que realza tus pechos. Encima llevas un vestido ibicenco y te has puesto unas sandalias marrones.
Decoras tu pelo con tirabuzones. Te ves realmente guapa. Lo único que te queda por hacer es preparar el camino de rosas azules y amarillas.
Pones todas las rosas en el suelo, señalando un perfecto camino hacia la cocina.
Te han sobrado cinco minutos y diez velas.
Corres a la piscina y en el césped las colocas formando un corazón.
"Din, don", justo a tiempo.
Sales para abrirle, le das un largo beso y le enseñas el camino de rosas.
-Pe...Pero, ¿y esto?
-Era una sorpresa-dices sonriendo.
Te da un beso suave, intenso. Te desconcentra, ya no te acuerdas del plan... "Cocina, piscina y cama", te repites.
Le das la mano y le conduces por el camino.
Ya habéis llegado a la cocina, le tapas los ojos con un pañuelo y enciendes dos velas, apagas las luces. Le sientas en la silla, enfrente de la tuya. Sirves copas de vino, a pesar de que lo odias.
-Tengo miedo... Abrázame-dice.
Te acercas por detrás a él, le abrazas y le das un beso en la mejilla, después, suave y lentamente le quitas el pañuelo de los ojos.
-Guau...-dice-que bonito.
-Gracias-contestas con una gran sonrisa.
Le pones en su plato una ración abundante de vichyssoise.
-Me encanta-dice-me has dejado alucinado.
-Tsss... Si ya sabía yo lo que te gusta-dices.
-A... ¿Si? ¿Qué me gusta?-pregunta con una voz misteriosa.
-Yo-te sonrojas.
-Has dado en el clavo.
Se acerca para besarte.
Pones el arroz y empezáis a comerlo.
Josh se da cuenta de que no has bebido nada.
-Sabes que hasta el agua es romántica si la bebo contigo, ¿no?-dice-anda, guarda el vino y bebe lo que quieras. Todo lo que haces es perfecto.
Sonríes y dejas tu copa en el fregadero, coges otras dos y sirves agua en ellas, una se la pones a Josh, aunque él ha bebido vino.
Ya se ha acabado el arroz y vuelves a levantarte para servir las alitas de pollo.
-¿Hay más?-pregunta.
-Claro... Y todavía no has visto nada, amor-sonríes.
Se lo come todo, sin rechistar.
-Estaba todo buenísimo-dice-eres absolutamente perfecta.
Te levantas a servir el postre. La mousse está en dos copas de cristal.
-Qué buena pinta-dice.
Empezáis a comerlo, tienes que decir que la mousse te ha quedado espectacular.
Ves que se ha manchado de chocolate.
-Tienes... Te has manchado la boca de chocolate, Josh-dices riendo.
-Ah... Qué torpe... ¿Me lo quitas?-dice haciendo un gesto con el dedo índice sobre sus labios.
Te levantas y le lames todo el chocolate, pero no queda ahí, te besa, un beso impresionante, como si no fuera a haber un mañana.
Paráis y le coges de las manos para levantarle. Le tapas los ojos.
-Bien, ahora tienes que hacer todo lo que yo te diga, ¿de acuerdo?-dices.
-Todo lo que me digas.
Salís los dos hacia el jardín, donde está la piscina. Tú vas detrás tapándole los ojos.
-Cuidado con el escalón-dices.
Ya estáis fuera, corre una brisa cálida.
-No abras los ojos-dices.
-Vale.
Le quitas las manos de los ojos y le das un beso, sigue manteniendo los ojos cerrados.
Le quitas la camisa blanca, botón a botón, despacio.
Desabrochas su cinturón gris y los botones de su pantalón negro.
Le quitas los zapatos y los calcetines.
Le bajas los pantalones y notas que se le ponen los pelos de punta.
-Madre mía-dice.
-Bien, ahora quiero que desabroches esto.
Llevas su mano hasta la cremallera de tu vestido y el la baja lentamente, sin abrir los ojos.
Luego es él el que te baja los tirantes y deja caer tu vestido.
-Ese es el vestido blanco, ¿verdad?-pregunta.
-Sí.
-Me encanta.
Sonríe.
Te quitas las sandalias y le llevas de la mano a la piscina.
-¿Puedo abrir los ojos ya?-pregunta con los pies metidos en el agua.
-Ahora sí.
Observas el gesto de su cara, no se mueve, tiene los ojos muy abiertos.
-Es... Precioso.
Se gira hacia ti y te besa, es un beso corto, suficiente para que se estremezca todo tu cuerpo.
Os metéis en la piscina. Nadáis en círculos, mirándoos todo el rato, ambos sabéis lo que queréis.
Él se acerca a ti, tú te acercas a él.
Le besas, pasas tus manos por su cuello, entrelazas los dedos en su pelo. Él mueve sus manos por tu espalda, de arriba abajo, de arriba abajo.
De repente se separa, se acerca al oído y te susurra:
-No se si te lo he dicho alguna vez pero... Mi vida sin ti sería como caminar sobre una fina línea blanca con abismos a los lados. Estaría esperando siempre el momento de caer.
Le besas.
-Si llega el día de separarnos no va a ser por decisión mía.
-Tampoco iba a ser por una decisión mía.
-Entonces nunca nos vamos a separar-dices sonriendo.
-Me gusta el plan.
Te abraza, notas su torso desnudo pegado a ti.
"Cena, piscina y cama", te repites.
-Vamos a salir ya cariño-sonríes-todavía te queda la última sorpresa.
-Estoy impaciente-dice.
Sales tú primero y te envuelves en una toalla.
Le haces un gesto para que salga y le pones otra toalla a él.
-Cuando estés seco, ve al cuarto de los invitados-dices-yo voy al baño.
Vas corriendo al cuarto de los invitados y enciendes todas las velas.
Josh:
"Es perfecta", pienso. Todavía hay más, no me merezco tanto, me basta con estar con ella.
Me seco, tardo bastante, pero no quiero empaparlo todo.
Paso a casa y recojo un poco la cocina, llevo los platos y las copas al fregadero, ya lo limpiaré mañana, ella ya ha hecho suficiente.
"La amo".
Voy por el pasillo, despacio, disfrutando el momento. Llego a la habitación y llamo.
"Toc, toc, toc".
-Pasa, Joshi.
"Me encanta su voz: dulce y sensual".
Paso y lo veo todo vagamente iluminado por la tenue luz de las velas alrededor de la habitación, sobre la cama: ella, la mujer a la que amo, la chica que pensaba que no podría estar conmigo. Ahora soy yo el que no puede creerse que le haya escogido, a él.
Lleva puesto un camisón rosa y negro, demasiado corto para poder resistirse, subo despacio a la cama.
-Cena, piscina y cama, ¿no?
-Exacto-dice.
"Su voz... Me vuelve loco".
La acaricio la cara, la beso como se merece, como un caballero besa a su princesa.
-Sie-la susurro.
Paso mis dedos, ahora fríos gracias a ella, desde donde acaba su camisón hasta donde empieza, por su costado. Se pone de rodillas en la cama y sube los brazos.
Le subo suavemente el camisón hasta que puedo ver sus pechos. Se lo quito. Me estoy conteniendo para ella, para hacerlo dulce, sin prisa.
Nos tumbamos en la cama, me besa, pasa su mano por mi espalda, me roza con sus uñas y me provoca un escalofrío placentero.
Suspiro, disfruto cada segundo a su lado.
Entre caricias, besos y movimientos nos unimos el uno al otro. Ella se une a mi y yo a ella. Somos perfectos el uno para el otro.
Me hace feliz, cuando estoy con ella pierdo totalmente el norte, no necesito reglas, ella me enseña a volar alto.
Cuando terminamos se que está agotada, se ha tomado muchas molestias para hacerme sentir bien.
La doy un beso y la acurruco en mi brazo, pone su cabeza en mi pecho.
La miro, la sábana cubre su bonito cuerpo, es en este momento cuando pienso que no puedo ser más feliz.
-Oigo latir tu corazón-dice-me gusta.
Siempre hace lo mismo, cuando pienso que he llegado al límite de mi felicidad, habla y me hace subir al cielo.
-Te amo princesa.
-Sie.
Se duerme y me la quedo mirando, es preciosa, es perfecta.
Me acerco lentamente a sus labios, no quiero despertarla y la beso.
-Hasta mañana mi amor.
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